
El throughput es la cantidad de transacciones o datos que un sistema puede procesar en un periodo determinado. En el ámbito de las blockchains, se mide habitualmente en Transacciones Por Segundo (TPS).
Imagina una blockchain como una autopista de varios carriles, donde cada coche representa una transacción. El número de carriles y el límite de velocidad determinan cuántos coches pueden pasar cada segundo. Un throughput alto permite que más “coches” circulen por segundo, reduciendo la congestión. Aunque el TPS es la métrica más popular, en función del caso pueden emplearse otras medidas como “datos procesados por segundo” o “transacciones por bloque”.
El throughput suele calcularse como “el número de transacciones incluidas y confirmadas en bloques durante una ventana temporal, dividido entre la duración de esa ventana”.
Existen diferencias prácticas en el cálculo: algunos métodos cuentan cuando la transacción entra en un bloque, otros cuando alcanza la finalidad. La finalidad indica el momento en que una transacción es irreversible en la red. Según el método, el throughput puede variar ligeramente. Para el usuario, lo relevante es la rapidez con la que las transacciones se agregan a un bloque; para la seguridad, importa la velocidad con la que alcanzan la finalidad.
En el contexto de blockchains públicas, throughput y TPS suelen usarse como sinónimos, pero TPS es solo una unidad; el throughput abarca también datos u operaciones procesadas.
La latencia mide el tiempo de espera de una transacción, como el tiempo que tarda un coche en hacer cola y atravesar un peaje. El ancho de banda es la capacidad máxima de datos transmitidos por unidad de tiempo, similar a la cantidad de coches que pueden recorrer una autopista cada hora. Un throughput alto no implica necesariamente baja latencia, especialmente en momentos de congestión, donde las colas aumentan la latencia. Incluso con ancho de banda suficiente, parámetros conservadores pueden limitar el throughput.
Un throughput elevado facilita la inclusión de transacciones en los bloques, lo que normalmente acorta los tiempos de espera y hace las comisiones más previsibles. Cuando el throughput es limitado, el mempool (zona de espera de transacciones) se congestiona. Los usuarios pueden aumentar sus comisiones para obtener prioridad, lo que eleva los costes en periodos de alta demanda.
En dApps, eventos de alta actividad como airdrops o lanzamientos de NFT suelen generar congestión. Un throughput insuficiente puede provocar fallos o expiraciones en las interacciones. En pagos y operaciones entre cadenas, el throughput determina directamente la velocidad de liquidación para comercios y usuarios.
Los principales factores son: tiempo de bloque, tamaño de bloque y límites de gas, mecanismo de consenso y eficiencia de propagación en la red.
El límite de gas representa el “presupuesto computacional” por bloque; el gas es la unidad de coste de las operaciones. Un límite de gas más alto permite incluir transacciones más complejas en cada bloque. Tiempos de bloque más cortos generan más bloques por unidad de tiempo, aumentando el throughput. El mecanismo de consenso (por ejemplo, proof-of-work o proof-of-stake) determina la rapidez de producción y sincronización de bloques en la red. Una propagación eficiente permite que los bloques sean aceptados rápidamente por toda la red, reduciendo el riesgo de reversiones y conflictos.
Las soluciones Layer 2 son redes secundarias construidas sobre blockchains principales; procesan muchas transacciones fuera de la cadena y luego envían lotes o resúmenes a la cadena principal, aumentando el throughput global. El sharding divide el estado o los datos de la red, asignando segmentos a nodos distintos y reduciendo la carga de cada uno.
En los últimos años (2023–2025), Ethereum ha incrementado el throughput de Layer 2 mediante técnicas de agrupación y compresión de datos. La llegada de EIP-4844 (“Proto-Danksharding”) en 2024 introdujo canales de disponibilidad de datos más económicos para Layer 2, según la documentación pública de la comunidad y la fundación. Cada enfoque optimiza distintos aspectos: la agrupación aumenta la inclusión por ventana temporal, la compresión reduce el coste de datos y el sharding permite procesamiento paralelo.
Para obtener cifras fiables de throughput, es necesario definir criterios claros y procesos repetibles.
Al depositar o retirar en Gate, el throughput de la red elegida determina la velocidad de la transacción y las comisiones. Las redes con alto throughput sufren menos congestión en picos de demanda, lo que facilita confirmaciones más rápidas. En redes congestionadas o de bajo throughput, los envíos pueden tardar más y requerir confirmaciones adicionales.
Por ejemplo, en eventos de alta demanda en algunas mainnets, pueden aparecer colas. Si eliges soluciones Layer 2 compatibles (como Rollups) en Gate para depósitos, tus transacciones se procesarán más rápido en la cadena. En cambio, elegir mainnets congestionadas aumenta los tiempos de espera y puede elevar las comisiones. Al seleccionar una red, considera el throughput, los requisitos de confirmación y la estructura de comisiones para equilibrar velocidad y coste.
Para la seguridad de los fondos: Menos confirmaciones no garantizan la finalidad; en transferencias entre cadenas o de grandes importes, espera siempre confirmaciones adicionales. Evita usar redes o formatos de dirección incompatibles que puedan provocar la pérdida de fondos.
Incrementar el throughput suele conllevar compensaciones. Aumentar el tamaño de los bloques o reducir los intervalos exige más hardware y ancho de banda en los nodos, lo que puede limitar la descentralización. Reducir los márgenes de seguridad o acelerar las confirmaciones incrementa el riesgo de reorganizaciones o reversiones de la cadena.
En Layer 2, la agrupación y compresión mejoran el throughput, pero introducen riesgos operativos y de puente: canales de datos inestables o errores de operadores pueden afectar el envío de lotes y los tiempos de retirada. Al optar por redes de mayor throughput, evalúa su grado de descentralización, mecanismos de finalidad y resiliencia operativa.
No te bases en una sola métrica al analizar el throughput. Evalúalo junto con TPS, latencia, comisiones, tasas de fallo y finalidad, incluyendo el rendimiento en periodos punta. Elige redes que equilibren velocidad, coste y fiabilidad. En Gate, selecciona la red de depósito según la congestión actual y los requisitos de confirmación; reserva ventanas de confirmación más largas para operaciones grandes o críticas. Sigue los avances en escalabilidad (como mejoras en la disponibilidad de datos de Layer 2 y sharding) para tomar decisiones informadas sobre tendencias de throughput y estrategias operativas.
Un throughput bajo genera colas de transacciones y congestión en la red. Tu transacción puede sufrir retrasos prolongados antes de procesarse. En periodos de alta competencia, deberás pagar comisiones más elevadas para obtener prioridad, lo que incrementa el coste de la operación. En casos extremos, las transacciones pueden expirar o fallar.
El throughput de una blockchain fluctúa con la actividad de la red. Cuando aumentan las transacciones (por ejemplo, en ICOs o lanzamientos de NFT), la congestión crece, aunque el throughput teórico permanezca estable, por lo que la capacidad real de procesamiento se reduce. Factores temporales como actualizaciones de protocolo o cambios en los nodos validadores también afectan el throughput en tiempo real.
Compara tres indicadores clave: el TPS medio anunciado, el TPS máximo y la frecuencia de transacciones que requiere tu negocio. Por ejemplo, el trading de alta frecuencia puede necesitar TPS >1 000, mientras que las transferencias simples solo requieren decenas de TPS. Revisa también la congestión reciente y los tiempos medios de confirmación; no te bases únicamente en datos teóricos. Gate ofrece datos en tiempo real de las principales cadenas como referencia.
El throughput es solo uno de los factores que influyen en la experiencia de usuario. Incluso con cifras altas de TPS, los tiempos lentos de confirmación final, los retrasos en puentes entre cadenas o la falta de aplicaciones on-chain pueden perjudicar la usabilidad. Algunos proyectos exageran sus cifras de throughput; el rendimiento real puede caer drásticamente en situaciones de congestión. Verifica siempre con pruebas reales, no solo con estadísticas de whitepapers.
Un throughput bajo implica más usuarios compitiendo por el espacio limitado de los bloques, lo que exige pagar gas más alto para obtener prioridad. Por el contrario, las cadenas de alto throughput pueden procesar más transacciones con menor competencia por los recursos, por lo que las comisiones suelen ser más bajas. Por eso muchos usuarios prefieren redes Layer 2 de alto throughput (como Arbitrum u Optimism); en Gate, estas redes suelen ofrecer costes de transacción significativamente inferiores respecto a las mainnets.


