En la inauguración de Trump el 20 de enero, Elon Musk hizo un gesto que provocó una tormenta de críticas. Colocó su mano derecha en su pecho, luego la levantó en diagonal con la palma hacia abajo—un movimiento que los críticos dicen que refleja saludos nazis, mientras que los partidarios lo llaman un gesto de entusiasmo inocente.
La Reacción Inmediata
Los historiadores, políticos y grupos anti-extremistas no perdieron tiempo. Ruth Ben-Ghiat de NYU lo calificó de “obviamente un saludo nazi con matices agresivos”. Alexandria Ocasio-Cortez lo criticó como “imperdonable” en Twitter y criticó a la Liga Anti-Difamación (ADL) por no adoptar una postura más firme.
La ADL en sí misma caminó por una cuerda floja diplomática, describiendo el movimiento de Musk como “un gesto embarazoso en un momento de gran alegría” mientras instaba a la tolerancia y la unidad.
La Contraofensiva
Los supporters de Musk respondieron con fuerza—y utilizaron recibos como arma. Inundaron las redes sociales con fotos y videos de Obama, Hillary Clinton, Kamala Harris y George Bush haciendo gestos similares con las manos. El mensaje era claro: ¿Por qué Musk se rige por un estándar diferente?
Musk respondió a Ocasio-Cortez con su característica ironía, llamándola “síndrome de derangement de Trump de etapa 5” y dejando un emoji de bostezo. Más tarde retuiteó videos que trataban el gesto como comedia, aparentemente divertido por el caos.
El ángulo más oscuro
Mientras la mayoría de Internet debatía sobre los dobles estándares, las figuras de extrema derecha no fueron sutiles en su interpretación. Las organizaciones supremacistas blancas y las plataformas extremistas elogiaron el gesto de Musk—ya sea intencionado o no—como una validación de su causa. Ese detalle importa más que el gesto en sí.
La Pregunta Real
Así que aquí es donde se complica: ¿Importa el contexto? Las figuras políticas de todos los ámbitos han hecho movimientos similares de brazos en eventos públicos—capturados en fotos que se ven idénticas fuera de contexto. Pero el contexto no es nada. Quién alaba el gesto, y por qué, dice algo. Los seguidores de Musk ven indignación selectiva. Los críticos ven mensajes codificados. Ambos tienen pruebas.
La memoria de internet es larga, y también lo es su medidor de hipocresía. Si esta controversia perdura probablemente dependa menos de lo que Musk pretendía y más de cuál tribu controla la narrativa.
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La controversia del saludo que dividió a Internet: el gesto de Musk provoca comparaciones nazis—¿pero es la indignación selectiva?
En la inauguración de Trump el 20 de enero, Elon Musk hizo un gesto que provocó una tormenta de críticas. Colocó su mano derecha en su pecho, luego la levantó en diagonal con la palma hacia abajo—un movimiento que los críticos dicen que refleja saludos nazis, mientras que los partidarios lo llaman un gesto de entusiasmo inocente.
La Reacción Inmediata
Los historiadores, políticos y grupos anti-extremistas no perdieron tiempo. Ruth Ben-Ghiat de NYU lo calificó de “obviamente un saludo nazi con matices agresivos”. Alexandria Ocasio-Cortez lo criticó como “imperdonable” en Twitter y criticó a la Liga Anti-Difamación (ADL) por no adoptar una postura más firme.
La ADL en sí misma caminó por una cuerda floja diplomática, describiendo el movimiento de Musk como “un gesto embarazoso en un momento de gran alegría” mientras instaba a la tolerancia y la unidad.
La Contraofensiva
Los supporters de Musk respondieron con fuerza—y utilizaron recibos como arma. Inundaron las redes sociales con fotos y videos de Obama, Hillary Clinton, Kamala Harris y George Bush haciendo gestos similares con las manos. El mensaje era claro: ¿Por qué Musk se rige por un estándar diferente?
Musk respondió a Ocasio-Cortez con su característica ironía, llamándola “síndrome de derangement de Trump de etapa 5” y dejando un emoji de bostezo. Más tarde retuiteó videos que trataban el gesto como comedia, aparentemente divertido por el caos.
El ángulo más oscuro
Mientras la mayoría de Internet debatía sobre los dobles estándares, las figuras de extrema derecha no fueron sutiles en su interpretación. Las organizaciones supremacistas blancas y las plataformas extremistas elogiaron el gesto de Musk—ya sea intencionado o no—como una validación de su causa. Ese detalle importa más que el gesto en sí.
La Pregunta Real
Así que aquí es donde se complica: ¿Importa el contexto? Las figuras políticas de todos los ámbitos han hecho movimientos similares de brazos en eventos públicos—capturados en fotos que se ven idénticas fuera de contexto. Pero el contexto no es nada. Quién alaba el gesto, y por qué, dice algo. Los seguidores de Musk ven indignación selectiva. Los críticos ven mensajes codificados. Ambos tienen pruebas.
La memoria de internet es larga, y también lo es su medidor de hipocresía. Si esta controversia perdura probablemente dependa menos de lo que Musk pretendía y más de cuál tribu controla la narrativa.