Después de años de recibir críticas por comprar Bitcoin en su punto máximo, la estrategia HODL de El Salvador finalmente está en números negros. El presidente Nayib Bukele acaba de presumir en X que el almacén de 3,144 BTC del país—comprado a un promedio de $40,479—ahora vale $3.62 millones en ganancias no realizadas a los precios actuales del mercado. Eso es una ganancia del 2.84%, nada espectacular, pero suficiente para silenciar a los críticos que lo llamaron locura financiera.
El mensaje de Bukele es claro: no vamos a vender. Nunca. Solo a largo plazo. Justo así—los hodlers van a hodl.
Pero aquí es donde se complica: mientras celebra sus ganancias de Bitcoin, Bukele también está esquivando una crisis constitucional. La constitución de El Salvador prohíbe explícitamente la reelección presidencial, sin embargo, el tribunal más alto del país—compuesto por sus aliados—falló en 2021 que él puede postularse nuevamente. Ahora está tomando una licencia de 6 meses para hacer campaña para las elecciones del próximo año, mientras el Congreso elige a un presidente interino en el ínterin.
Mientras tanto, su administración alardea de 500 días consecutivos sin homicidios y de la construcción del estadio más grande de América Latina. Triunfos políticos para equilibrar la raise de cejas constitucional.
¿La conclusión? La apuesta de El Salvador por Bitcoin está dando sus frutos lentamente, pero las maniobras políticas de Bukele están planteando más preguntas de las que alguna vez lo hizo la acción del precio de Bitcoin.
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La apuesta de Bitcoin de El Salvador finalmente se vuelve positiva—pero hay un inconveniente
Después de años de recibir críticas por comprar Bitcoin en su punto máximo, la estrategia HODL de El Salvador finalmente está en números negros. El presidente Nayib Bukele acaba de presumir en X que el almacén de 3,144 BTC del país—comprado a un promedio de $40,479—ahora vale $3.62 millones en ganancias no realizadas a los precios actuales del mercado. Eso es una ganancia del 2.84%, nada espectacular, pero suficiente para silenciar a los críticos que lo llamaron locura financiera.
El mensaje de Bukele es claro: no vamos a vender. Nunca. Solo a largo plazo. Justo así—los hodlers van a hodl.
Pero aquí es donde se complica: mientras celebra sus ganancias de Bitcoin, Bukele también está esquivando una crisis constitucional. La constitución de El Salvador prohíbe explícitamente la reelección presidencial, sin embargo, el tribunal más alto del país—compuesto por sus aliados—falló en 2021 que él puede postularse nuevamente. Ahora está tomando una licencia de 6 meses para hacer campaña para las elecciones del próximo año, mientras el Congreso elige a un presidente interino en el ínterin.
Mientras tanto, su administración alardea de 500 días consecutivos sin homicidios y de la construcción del estadio más grande de América Latina. Triunfos políticos para equilibrar la raise de cejas constitucional.
¿La conclusión? La apuesta de El Salvador por Bitcoin está dando sus frutos lentamente, pero las maniobras políticas de Bukele están planteando más preguntas de las que alguna vez lo hizo la acción del precio de Bitcoin.