El tema de los tokens de acciones estadounidenses, dicho de manera simple, es trasladar la liquidez de Wall Street directamente a la cadena. No hay que esperar a la apertura, se puede negociar incluso los fines de semana, 24/7 se puede comprar cuando se quiera. La clave es conectar con la profundidad real del mercado, no con esos activos sintéticos que se juegan en la cadena.

Esta pista ya ha comenzado a intensificarse. Robinhood está en la estrategia, BlackRock también está observando, y es probable que algunas de las principales bolsas no puedan contenerse por mucho más tiempo. Mira cómo recientemente han surgido plataformas para comerciar con tokens de acciones estadounidenses una tras otra; esta tendencia ya es imparable.

Pero esto es una espada de doble filo. Reducir la barrera de entrada y maximizar la eficiencia suena muy bien. Pero el problema es que, una vez que el mercado se abra por completo, los riesgos también se amplificarán: la distribución desigual, el colapso sistémico, todo esto debe ser pensado con antelación. Si no se hace bien en cuanto a cumplimiento y transparencia, eventualmente ocurrirá un problema.