Un asesor financiero muy conocido recientemente criticó duramente lo que llamó un caso absolutamente repugnante de explotación financiera. ¿La situación? Padres estaban saqueando el dinero de sus hijas adolescentes para cubrir sus propios gastos del hogar.

Durante un episodio reciente de llamadas, un hombre contactó para hablar sobre los hábitos financieros dudosos de sus suegros. Los padres de su esposa habían estado usando los fondos de sus hijas menores de edad para pagar cuentas. El asesor no se mordió la lengua: lo calificó como un 100% de abuso financiero.

Esto aborda un problema mayor en las finanzas personales: los límites. Cuando los adultos no pueden gestionar su propio flujo de efectivo y empiezan a tratar a sus hijos como cajeros automáticos de emergencia, eso no es solo una mala planificación. Es romper la confianza y enseñar hábitos financieros terribles.

Piensa en ello desde la perspectiva de la independencia financiera. Esas adolescentes están aprendiendo que sus ingresos realmente no son suyos, que la familia puede tomar lo que necesite sin consentimiento. Eso es todo lo contrario a construir alfabetización financiera.

La dura verdad es que, si no puedes cubrir los costos básicos del hogar sin tomar dinero de menores, hay una crisis de presupuesto grave que debe abordarse. No mediante la explotación, sino a través de una reestructuración financiera honesta. Quizá reduciendo gastos, buscando trabajo adicional o recibiendo asesoramiento profesional en deuda.

Este tipo de situaciones genera traumas financieros generacionales. Los niños que lo experimentan a menudo tienen dificultades con los límites financieros como adultos, ya sea volviéndose demasiado controladores con el dinero o demasiado pasivos cuando otros se aprovechan.

La verdadera educación financiera significa enseñar a los niños que sus activos están protegidos, no a la venta cada vez que vencen las facturas.