Intellia Therapeutics sufrió un duro golpe hoy. Sus acciones cayeron drásticamente después de que se conociera la noticia de que un participante del ensayo murió por complicaciones hepáticas severas durante las pruebas de su terapia de edición genética. Esto no es solo un pequeño contratiempo: cuando los ensayos clínicos van tan mal, plantea serias preguntas sobre el perfil de seguridad de toda la plataforma. El sector biotecnológico ha estado en alza gracias al bombo de CRISPR, pero incidentes como este recuerdan a todos que todavía estamos en territorio experimental. Los inversores claramente están asustados, y con razón. Los fracasos en la seguridad del paciente en ensayos en etapas tempranas pueden descarrilar programas durante años, si no los matan por completo. La supervisión regulatoria que está a punto de caer sobre este programa será intensa.