La salida del Oráculo: lo que la jubilación de Buffett significa para el mayor escéptico de las criptomonedas

Warren Buffett acaba de anunciar su despedida final. El 11 de noviembre, la leyenda de Berkshire Hathaway publicó la que podría ser su última carta a los accionistas, señalando que dejará el puesto de CEO antes de que termine el año y acelerará las donaciones de acciones. El mensaje: “Me voy a quedar en silencio”.

Pero en los círculos cripto, la pregunta es otra: ¿Es este el fin de una era?

Una década de “veneno para ratas”

La relación de Buffett con Bitcoin es como una carta de rechazo que se extiende durante una década. En 2013, lo desestimó de plano. En 2014, Bitcoin pasó a ser un “espejismo” sin “valor intrínseco”. Cuando los precios se dispararon en 2017, lo calificó de “burbuja” al estilo de la fiebre de los tulipanes. Entonces llegó la frase que quedó grabada: “Bitcoin es veneno para ratas al cuadrado.”

Su lógica nunca vaciló: Bitcoin no genera flujo de caja, no puede valorarse con métricas tradicionales y existe solo como un juego especulativo de compraventa. Incluso su hipótesis tajante—“Si me ofrecieras todos los Bitcoin del mundo por 25 dólares, no los compraría”—se convirtió en un dogma para los inversores de valor escépticos con las criptomonedas.

Charlie Munger, su mano derecha, fue más allá. Donde Buffett era racional, Munger era visceral. “Repugnante”, “estúpido”, “maligno”—sus insultos se hicieron legendarios. En 2022, comparó las criptomonedas con una “enfermedad venérea” e insistió en que deberían prohibirse. Su veredicto final: Bitcoin “combina estupidez, maldad y me hace quedar mal”.

La ironía: La puerta trasera cripto de Berkshire

Aquí es donde se pone interesante. Berkshire nunca poseyó Bitcoin directamente. Pero en 2021, invirtió $750 millones en Nu Holdings, un banco fintech brasileño. Aparentemente limpio.

Excepto que Nu ha lanzado desde entonces servicios de compraventa de criptomonedas y ETFs de Bitcoin, convirtiéndose en una de las mayores puertas de entrada al mundo de los activos digitales para minoristas en Latinoamérica.

Traducción: Berkshire apostó por la infraestructura que se beneficia del auge cripto, mientras públicamente denunciaba dicho auge. ¿Racional? ¿O una admisión silenciosa de que el mercado era imparable?

El relevo generacional

Munger ya no está. Buffett se retira. El manual del análisis del flujo de caja y la capitalización a largo plazo—su credo—se siente cada vez más anticuado a medida que:

• Los ETFs de criptomonedas proliferan en los mercados
• Los fondos soberanos construyen posiciones discretamente
• La tecnología blockchain transforma la infraestructura fintech
• Una nueva generación construye riqueza en activos digitales

Buffett y Munger representaban el orden financiero. Acertaron en muchas cosas. Pero su escepticismo no pudo frenar la evolución del mercado.

La verdadera cuestión no es si tenían razón sobre Bitcoin. Es si su marco—valoración basada en el flujo de caja y el valor intrínseco—siquiera se aplica a una clase de activo diseñada desde el primer día para ser diferente. Su marcha no es tanto una victoria cripto como un recordatorio de que los mercados evolucionan, crean o no en ellos los viejos guardianes.