En cuatro años, BTC se duplicó y los principales proyectos en ronda semilla aumentaron 75 veces, pero los 100.000 dólares invertidos en cierto conocido fondo cripto solo quedaron en 56.000. ¿Por qué? Por una estructura de comisiones desastrosa.
Este fondo cobra una comisión de gestión del 3% + una comisión de éxito del 30%, incluso más agresivo que el típico hedge fund tradicional de 2% + 20%. Solo la comisión de gestión del 3% se lleva 12.000 dólares en cuatro años, casi el 12% del capital inicial, que desaparece directamente. El problema es que, aunque el mercado está fuertísimo, el fondo ni siquiera supera a Bitcoin.
Las razones principales son dos: primero, el fondo es demasiado grande, lo que obliga a invertir en un montón de proyectos de segunda fila que diluyen los beneficios; segundo, la estrategia de asignación es pésima: están sentados sobre una mina de oro, pero son incapaces de extraerla.
Esto demuestra una tendencia: los LP ya no están dispuestos a pagar comisiones tan altas, especialmente si lo que obtienen a cambio es un rendimiento inferior al mercado. Incluso dentro del sector, ya se empieza a cuestionar si el “modelo de gran fondo” puede realmente encontrar buenos proyectos.
En otras palabras, un agujero negro de comisiones y una mala ejecución = ni el mejor mercado alcista sirve de nada. En la próxima ronda de financiación, los inversores sin duda harán mucho más escrutinio sobre la estructura de comisiones.
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Hay que decirlo: este caso duele de verdad.
En cuatro años, BTC se duplicó y los principales proyectos en ronda semilla aumentaron 75 veces, pero los 100.000 dólares invertidos en cierto conocido fondo cripto solo quedaron en 56.000. ¿Por qué? Por una estructura de comisiones desastrosa.
Este fondo cobra una comisión de gestión del 3% + una comisión de éxito del 30%, incluso más agresivo que el típico hedge fund tradicional de 2% + 20%. Solo la comisión de gestión del 3% se lleva 12.000 dólares en cuatro años, casi el 12% del capital inicial, que desaparece directamente. El problema es que, aunque el mercado está fuertísimo, el fondo ni siquiera supera a Bitcoin.
Las razones principales son dos: primero, el fondo es demasiado grande, lo que obliga a invertir en un montón de proyectos de segunda fila que diluyen los beneficios; segundo, la estrategia de asignación es pésima: están sentados sobre una mina de oro, pero son incapaces de extraerla.
Esto demuestra una tendencia: los LP ya no están dispuestos a pagar comisiones tan altas, especialmente si lo que obtienen a cambio es un rendimiento inferior al mercado. Incluso dentro del sector, ya se empieza a cuestionar si el “modelo de gran fondo” puede realmente encontrar buenos proyectos.
En otras palabras, un agujero negro de comisiones y una mala ejecución = ni el mejor mercado alcista sirve de nada. En la próxima ronda de financiación, los inversores sin duda harán mucho más escrutinio sobre la estructura de comisiones.