Esquizofrenia económica: EE. UU. vive dos realidades diferentes
- ¿Alguna vez has sentido que las cifras oficiales dicen una cosa, mientras que tu sensación personal es completamente distinta? No estás solo.
La economía estadounidense atraviesa hoy una rara situación de "esquizofrenia" que no veíamos desde hace muchos años.
El gráfico que tenemos delante revela una brecha histórica entre lo que sucede "sobre el papel" y lo que la gente siente "en la realidad":
1. Datos duros (Hard Data) - Realidad numérica: La línea negra sube con fuerza, registrando sorpresas positivas de +22 puntos. Estos son los números que no mienten: empleo (Nonfarm Payrolls), producto interior bruto (GDP) e industria.
La economía "en cifras" es fuerte, sólida y crece por encima de las expectativas de los analistas. - 2. Datos blandos (Soft Data) - Realidad emocional: La línea azul se desploma, marcando sorpresas negativas de -11 puntos.
Estos son los indicadores "de sentimiento": confianza del consumidor, optimismo de las pequeñas empresas y encuestas de opinión. Las personas y las empresas se sienten pesimistas, preocupadas y con incertidumbre sobre el futuro. - ¿Qué significa esta divergencia? Estamos ante un fenómeno extraño: "la economía es fuerte, pero la gente está desdichada". Normalmente, estas líneas van de la mano.
Pero hoy, la inflación acumulada (aunque se haya ralentizado) sigue presionando los presupuestos familiares, la incertidumbre geopolítica afecta la moral empresarial, mientras las cifras globales siguen subiendo gracias al gasto público y la fortaleza de las grandes corporaciones. - Conclusión: En Wall Street hay una regla que dice: "Sigue el dinero, no los sentimientos".
Por ahora, los mercados (y los dueños de activos) son los únicos ganadores en esta ecuación, ya que se benefician de la fuerza de los "datos duros" e ignoran la "depresión de los sentimientos".
Pero la historia nos enseña que esta brecha no puede durar para siempre; o bien mejora el ánimo de la gente y se alinea con la realidad económica, o bien la economía cae para igualar el pesimismo general. - En tu opinión, ¿Quién ganará la apuesta al final: las cifras económicas o los sentimientos humanos?
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¿Alguna vez has sentido que las cifras oficiales dicen una cosa, mientras que tu sensación personal es completamente distinta?
No estás solo.
La economía estadounidense atraviesa hoy una rara situación de "esquizofrenia" que no veíamos desde hace muchos años.
El gráfico que tenemos delante revela una brecha histórica entre lo que sucede "sobre el papel" y lo que la gente siente "en la realidad":
1. Datos duros (Hard Data) - Realidad numérica:
La línea negra sube con fuerza, registrando sorpresas positivas de +22 puntos. Estos son los números que no mienten: empleo (Nonfarm Payrolls), producto interior bruto (GDP) e industria.
La economía "en cifras" es fuerte, sólida y crece por encima de las expectativas de los analistas.
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2. Datos blandos (Soft Data) - Realidad emocional:
La línea azul se desploma, marcando sorpresas negativas de -11 puntos.
Estos son los indicadores "de sentimiento": confianza del consumidor, optimismo de las pequeñas empresas y encuestas de opinión.
Las personas y las empresas se sienten pesimistas, preocupadas y con incertidumbre sobre el futuro.
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¿Qué significa esta divergencia?
Estamos ante un fenómeno extraño: "la economía es fuerte, pero la gente está desdichada". Normalmente, estas líneas van de la mano.
Pero hoy, la inflación acumulada (aunque se haya ralentizado) sigue presionando los presupuestos familiares, la incertidumbre geopolítica afecta la moral empresarial, mientras las cifras globales siguen subiendo gracias al gasto público y la fortaleza de las grandes corporaciones.
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Conclusión:
En Wall Street hay una regla que dice: "Sigue el dinero, no los sentimientos".
Por ahora, los mercados (y los dueños de activos) son los únicos ganadores en esta ecuación, ya que se benefician de la fuerza de los "datos duros" e ignoran la "depresión de los sentimientos".
Pero la historia nos enseña que esta brecha no puede durar para siempre; o bien mejora el ánimo de la gente y se alinea con la realidad económica, o bien la economía cae para igualar el pesimismo general.
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