Voy a contarte una realidad cruel: en el mundo cripto, las verdaderas máquinas de imprimir dinero son los exchanges.

Muchos piensan que lo que más dinero da a los exchanges son las tarifas por listar nuevos tokens. Error. La auténtica vaca lechera son las comisiones por transacción.

Haz unos números y lo entenderás. El trading al contado cobra una comisión del 0,1%: si metes 10.000 euros, te quitan 10 al comprar y otros 10 al vender. Un ciclo completo de compra y venta son 20 euros. ¿Qué significa esto? Si haces 500 operaciones del mismo importe, tus fondos se habrán esfumado solo en comisiones.

Ahora observa los hábitos de la mayoría: si tienen un token más de una semana, ya se ponen nerviosos. Cuando están en pérdidas pueden aguantar algo más, pero en cuanto ven ganancias, no pueden estar tres días sin mover el dedo. Suponiendo que operas cada tres días, al cabo del año habrás hecho 122 operaciones de compra-venta. A ese ritmo, en teoría, tus fondos desaparecerán en comisiones en 3 a 5 años.

¿Trading con derivados? Ni hablar, con apalancamiento el ritmo al que te comen las comisiones se multiplica.

Por eso muchos traders de alta frecuencia acaban dándose cuenta de que no pierden por apostar al token equivocado, sino porque las comisiones los han devorado poco a poco. Desde este ángulo, se ve lo brutal que puede ser el modelo de negocio de los exchanges.

Precisamente por eso, el cashback de comisiones se ha vuelto imprescindible. Poder recibir un reembolso de las comisiones equivale a llevarse una parte del pastel de beneficios del exchange. Parece sencillo, pero la competencia es feroz. Los veteranos del sector tienen tráfico, contactos y recursos acumulados; si eres nuevo y quieres un trozo de ese pastel, tendrás que encontrar una estrategia diferenciadora y un punto de entrada claro, de lo contrario no tienes nada que hacer.

Todavía quedan oportunidades en este mercado, pero la clave es encontrar la forma de entrar rápido y no perder el tiempo en la periferia. Los que realmente ganan dinero son los que primero entienden las reglas del juego y luego encuentran su nicho.