Hoy el mercado A-share chino volvió a oscilar repetidamente en torno a los 3.890 puntos; el índice de Shanghái estuvo todo el día moviéndose alrededor de ese nivel y, al final, consiguió mantenerse. Todo el parqué transmite una sensación de indecisión: ni sube ni baja, el típico estancamiento de finales de año. Detrás de esto hay en realidad múltiples factores en juego, vamos a desglosarlos.

Primero, la raíz de la volatilidad se resume en tres palabras: el dinero se acobardó. Al acercarse el fin de año, las instituciones hacen balance y liquidan posiciones; en los sectores que han subido demasiado, algunos optan por asegurar ganancias. Hoy el volumen de negociación de todo el mercado fue de solo 1,61 billones, más de 280.000 millones menos que el día anterior. Con este recorte de volumen, es evidente que el sentimiento de espera y observación se está extendiendo. Si miramos la valoración, el PER de todo el A-share ya está en el percentil 84,98% desde 2010, es decir, está algo caro y para seguir subiendo hace falta un catalizador más fuerte. Además, en diciembre aún no se han celebrado varias reuniones importantes y, hasta que no se vean las cartas de la política, todos esperan a que caiga el zapato. Otro fenómeno interesante: el volumen medio diario de negociación de capital extranjero (norte) cayó esta semana en 33.400 millones, pero el saldo de financiación al margen subió contra la corriente en 10.600 millones; la valoración de los fondos nacionales y extranjeros no está en la misma sintonía, y esta divergencia también intensifica la volatilidad.

¿Comportamiento de los sectores? En dos palabras: contrastes extremos. Las acciones locales de Fujian hoy literalmente explotaron, impulsadas por políticas regionales; más de 10 valores subieron el máximo permitido y el sector en conjunto casi un 10%, siendo el centro de atención. El comercio minorista farmacéutico también sigue al alza: Haiwang Bio encadena 5 días de subidas máximas, y Renmin Tongtai y otros también subieron el límite. La electrónica de consumo se benefició de los móviles con IA, atrayendo 856 millones de entrada de fondos principales. En el otro lado, metales energéticos cayeron más de un 6,5% por la corrección de los precios de futuros; Huaxi Nonferrous, Shengxin Lithium y otros bajaron con fuerza. Educación, formación y la cadena de baterías también se mostraron débiles, con una clara diferenciación estructural.

Ante este tipo de mercado, no hay que entrar en pánico. Lo peor es perseguir subidas y vender en bajadas: tanto movimiento solo incrementa comisiones y las probabilidades de acierto son muy bajas. Mi consejo es hacer una buena asignación de activos: la mayor parte en sectores defensivos como bancos y servicios públicos, un 70% para mantener la base estable; el 30% restante a sectores de crecimiento tecnológico y consumo, que tienen más potencial, para compensar. Además, vigila los momentos clave de diciembre: la reunión de la Fed y la conferencia económica anual en China influirán en el rumbo posterior; entonces veremos si el volumen de negociación puede volver por encima de 1,7 billones, una señal clave de la fortaleza del mercado.

La volatilidad de fin de año no es mala; muchas veces es cuando se gestan nuevas oportunidades. De hecho, la relación riesgo-beneficio del A-share ahora ya es bastante razonable. Si eliges bien los activos y mantienes una asignación equilibrada, puedes encontrar la iniciativa incluso en la volatilidad.