En la reciente perspectiva de mercado para 2026 publicada por BlackRock, la mayor gestora de activos del mundo, se esconde una señal clave: cuando el sistema financiero tradicional muestra grietas, Wall Street está acelerando su giro hacia los activos digitales.

La lógica central del informe es directa: la deuda federal de EE. UU. está a punto de superar los 38 billones de dólares, y una expansión de deuda de tal magnitud hará que el mercado sea cada vez más vulnerable, por lo que los métodos convencionales de cobertura de riesgos pueden dejar de ser efectivos. En este contexto, el capital institucional comienza a fijarse en activos alternativos como las criptomonedas.

La declaración de Samara Cohen, responsable de desarrollo global de mercados en BlackRock, es aún más clara: el bitcoin y las stablecoins hace tiempo que dejaron de ser marginales; se están convirtiendo en nexos clave que conectan el sistema financiero tradicional con los flujos de capital digital.

Aunque el informe no es muy optimista respecto al futuro de la deuda estadounidense, desde otra perspectiva, traza precisamente una ruta clara para la entrada de capital institucional en el mercado cripto: cuando la certidumbre del viejo sistema disminuye, la atracción de nuevas clases de activos aumenta de manera natural.