Las noticias recientes han tensado el mercado: hoy a las 18:50 hora de Japón, se iniciará un plan de venta masiva de bonos extranjeros. La última vez, Japón vendió 3560 millones de dólares, lo que ya sacudió los mercados globales. ¿Y esta vez? En un contexto de aumento de tasas, la escala podría dispararse hasta 7500 millones o incluso más.

Lo más importante es que los bonos del Tesoro de EE. UU. serán los primeros en ser objeto de venta.

Imagina, en un escenario donde la liquidez global ya es tensa, de repente se añade una flecha gigante que la atraviesa con fuerza. La expectativa de un endurecimiento de la liquidez combinada con una venta masiva de activos provocará inevitablemente una gran volatilidad en el mercado. La pregunta es: cuando esta ola de impacto realmente llegue, ¿a dónde huirán los capitales globales?

En ese momento, un concepto que ha ido ganando protagonismo en los últimos años empieza a destacar: las stablecoins descentralizadas. Cuando las ventas a nivel de estados soberanos hacen tambalear los bonos del Tesoro y los mercados monetarios, las stablecoins descentralizadas ofrecen una alternativa: un valor estable que no está vinculado a la solvencia de un solo país y que no colapsará por una venta masiva de alguna institución.

¿Por qué esta ola de ventas en Japón es tan peligrosa?

Japón es uno de los mayores acreedores del mundo, con una gran cantidad de bonos extranjeros, especialmente bonos del Tesoro de EE. UU. Estas posiciones actúan como lastres que mantienen el equilibrio financiero global. Si estas posiciones se mueven en masa, se activará una reacción en cadena en todo el sistema financiero. ¿Cómo reaccionarán las tasas de interés sin riesgo a nivel global? ¿Cómo responderá la liquidez en dólares? Todo esto es incierto.

En este contexto, las stablecoins que no dependen de un banco central de un país ni están controladas por una sola autoridad se convierten en una herramienta alternativa para gestionar riesgos.