De 5 dólares a tener un patrimonio de miles de millones y luego suicidarse: Lippmann nos muestra por qué los genios financieros acaban en la desesperación
Un joven campesino de 14 años y su leyenda en Wall Street
Nacido en 1877, la vida de Li Fomo dio un giro en la primavera de 1891. A los 14 años, este joven criado en una granja de Massachusetts, huyó de su casa con 5 dólares que su madre había ahorrado en secreto para él, y tomó un tren hacia Boston. No buscó refugio con familiares, sino que quedó cautivado por una serie de números que parpadeaban frente a la oficina de corretaje Pan Wei Bo. Con una apariencia relativamente madura, consiguió un puesto como registrador en la pizarra de cotizaciones.
Este trabajo aparentemente ordinario fue el comienzo de que Li Fomo descubriera los secretos del mundo financiero. Durante su registro diario de precios de acciones, notó patrones que la mayoría no veía: repeticiones en las combinaciones numéricas, fluctuaciones en momentos específicos, relaciones entre volumen y precio. A los 16 años, ya había pasado de ser empleado a trader libre, obteniendo beneficios en casas de apuestas (similares a los CFD modernos). Con solo 5 dólares de inversión inicial, ganó 3,12 dólares y en pocos años acumuló 10,000 dólares (equivalentes a unos 300,000 dólares actuales).
Su éxito en Boston alarmó a las casas de apuestas: este joven ganaba demasiado, tanto que el mercado entero se unió para bloquearlo.
Fracasos en Nueva York y su camino hacia la recuperación
En 1899, con 23 años, Li Fomo dejó Boston y se dirigió a Nueva York, el centro financiero. Allí conoció a la joven india Nety Jordan y se casaron rápidamente. Sin embargo, el escenario mayor no le trajo mayor éxito. Dependiendo de datos automáticos de cotizaciones retrasadas para operar, quebró en un año. Para conseguir fondos, incluso pidió a su esposa que pignorara sus joyas, lo cual fue rechazado, y siete años después se divorciaron.
Pero el talento de Li Fomo fue finalmente confirmado. En 1906, con 28 años, ya había reunido 100,000 dólares. Ese año, un terremoto de magnitud 7.9 destruyó San Francisco. El mercado pensaba que la compañía ferroviaria Union Pacific, la más importante del oeste de EE. UU., subiría por la reconstrucción.
Pero Li Fomo vio otra cosa.
El arte de la venta en corto: de los fundamentos a la guerra psicológica
A través de investigaciones de campo y redes de inteligencia, descubrió que: el terremoto provocó una caída en el transporte de mercancías, las aseguradoras podrían vender acciones para pagar grandes indemnizaciones, y la situación financiera real de Union Pacific era mucho peor de lo que el mercado pensaba. Comenzó a esperar—a que el precio alcanzara niveles clave en su sistema de trading.
Desde abril de 1906, Li Fomo construyó posiciones cortas en tres fases. Primero, vendió en torno a 160 dólares, luego aumentó en 150 cuando rompieron un soporte clave, y finalmente cerró en torno a 90 dólares. En tres meses, ganó más de 250,000 dólares—unos 7.5 millones de dólares actuales. El éxito de esta operación se basó en su profunda comprensión de la psicología del mercado: cuando las buenas noticias se agotan, vienen las malas.
Pero esto no fue su batalla más famosa.
La crisis financiera de 1907: un billón de dólares en una semana
Un año después, en otoño de 1907, Li Fomo detectó un riesgo sistémico en Trust Company of New York. Estas empresas usaban apalancamiento alto en bonos basura y dependían mucho de préstamos a corto plazo. La tasa interbancaria subió del 6% al 100%, señal de una inminente crisis de liquidez.
Investigó en secreto las garantías de varias trust companies, confirmando que sus activos eran de mala calidad. Entonces, este depredador se preparó para dar el golpe mortal.
A través de varias corredurías, vendió en corto acciones clave como Union Pacific y US Steel. El 14 de octubre, cuestionó públicamente la solvencia de Nickberk Trust, provocando una corrida bancaria. Tres días después, la trust quebró y el pánico se extendió.
El 22 de octubre, Li Fomo aprovechó las reglas de liquidación en 24 horas (T+0) para vender en masa antes del cierre. Usó la “técnica de pirámide”—seguir agregando en corto tras ganancias, activando stops automáticos y acelerando el colapso.
El 24 de octubre, el presidente de la Bolsa de Nueva York le suplicó que detuviera sus ventas en corto, o el mercado colapsaría por completo. El índice Dow Jones cayó un 8% en un día. Justo una hora antes de que Morgan financiara un rescate, Li Fomo controló su salida y cerró todas sus posiciones. Ganancia total: 3 millones de dólares (unos 100 millones actuales).
Esta batalla consolidó su reputación como el “rey de los cortos en Wall Street”.
La trampa del genio: engañado por amigos y autodestrucción
Con mucho dinero, Li Fomo empezó a disfrutar de la riqueza: yates, vagones de tren, apartamentos en el West Side, amantes. Pero también sufrió el mayor golpe en su carrera.
Su amigo Teddy Price, un experto en algodón, tenía información privilegiada del mercado físico. Price publicitaba optimismo en algodón, pero en secreto se aliaba con los cultivadores para vender en corto. Aprovechando la necesidad de Li Fomo de “demostrar su capacidad en mercados cruzados”, le alimentaba con la idea de “escasez de oferta”. Aunque Li Fomo descubrió que la realidad era opuesta, decidió confiar en su amigo y mantuvo una posición larga de 3 millones de libras de futuros de algodón. El resultado: perdió 3 millones de dólares—justo lo que ganó en 1907 en corto.
Este fracaso violó las tres reglas de oro que él mismo había establecido: no confiar en consejos ajenos, no cubrir pérdidas, y no dejar que los fundamentos prevalezcan sobre las señales de precio. No fue solo una traición, sino una autoinfligida penalización.
Contraataque y otra caída
Li Fomo solicitó bancarrota, llegando a un acuerdo con sus acreedores y conservando solo 50,000 dólares para vivir. Gracias a créditos secretos de antiguos rivales, fue obligado a operar con apalancamiento 1:5 y estrictas reglas de riesgo. Estas restricciones, en realidad, le ayudaron a reconstruir su disciplina.
En 1915, con la Primera Guerra Mundial en marcha, olfateó otra oportunidad. Los pedidos militares aumentaron, pero el mercado aún no reflejaba en las acciones de Bethlehem Steel. Comenzó a comprar con cautela a 50 dólares, y en agosto, al superar los 60, aumentó su posición sin detenerse. En enero, el precio subió a 700 dólares. Con un beneficio de 14 veces, con 50,000 dólares volvió a ganar 3 millones.
Durante los siguientes diez años, continuó su historia de dinero y mujeres. En 1925, ganó 10 millones en trigo y maíz, y en 1929, en la gran caída de Wall Street, obtuvo 100 millones en corto (unos 15,000 millones actuales). Pero los divorcios, impuestos y derroches lo llevaron a la ruina.
La tragedia del matrimonio y su último desesperado acto
Su segunda esposa, Dorothy (una bailarina del Zeigfeld Follies), tuvo dos hijos, pero Li Fomo mantuvo una relación con la cantante de ópera europea Anita. Incluso nombró su yate con su nombre. Dorothy, ignorada, se volvió alcohólica.
Tras divorciarse en 1931, Dorothy recibió 10 millones de dólares de separación. La mansión familiar, que costó 3.5 millones, se vendió por solo 222,000 dólares. Las joyas y anillos grabados que le regaló también se vendieron por muy poco. Estos eventos le afectaron profundamente.
En 1932, a los 55 años, conoció a Harriet Metz Noble, de 38. Ella, una socialité, malinterpretó que Li Fomo ya debía 2 millones de dólares. Tras su última bancarrota en 1934, se vieron forzados a abandonar su apartamento en Manhattan y vender sus joyas para sobrevivir.
En noviembre de 1940, Harriet se suicidó en un hotel con la misma pistola de revolver de Li Fomo, dejando una nota que decía “No puedo soportar la pobreza y su alcoholismo”. Él escribió en su diario: “He matado a todos los que estuvieron cerca de mí”.
Un año después, el 28 de noviembre de 1941, víspera de Acción de Gracias, en el armario del hotel Shelley-Holland en Manhattan, se escuchó un disparo. Sumido en la depresión, Li Fomo se disparó en la sien con la misma pistola. Dejó una nota con tres frases:
“Mi vida fue un fracaso”
“Estoy cansado de luchar, no puedo soportarlo más”
“Es la única salida”
Solo le quedaban 8,24 dólares en efectivo y un boleto de apuestas de caballos vencido. Solo 15 personas asistieron a su funeral, entre ellas dos acreedores. Hasta 1999, los fans financiaron una inscripción en su tumba que decía: “Su vida demostró que la hoja más afilada del trading termina clavándose en uno mismo”.
Las enseñanzas que deja Li Fomo a los traders
Li Fomo vivió en altibajos, y su método de trading fue venerado por Buffett, Soros y Peter Lynch como la “Biblia del trading”. Sus principales enseñanzas incluyen:
Filosofía del mercado: Wall Street no tiene novedades, porque la naturaleza humana nunca cambia. Solo hay un lado correcto—el correcto—no largo o corto. Comprar acciones en tendencia alcista, vender en tendencia bajista. Operar solo cuando hay una tendencia clara.
Gestión del riesgo: Los inversores deben cuidarse de muchas cosas, especialmente de sí mismos. Ganar mucho requiere esperar, no operar frecuentemente. El mercado nunca se equivoca, solo la naturaleza humana.
Advertencias psicológicas: La especulación es el juego más seductor del mundo, pero los tontos no deben jugar, los perezosos no deben jugar, y los mentalmente frágiles no deben jugar.
La vida de Li Fomo es una historia de lucha entre un genio financiero y sus debilidades humanas. Pudo usar su cuchilla en Wall Street, pero no pudo vencer su propia avaricia, soledad y desesperación. Desde huir de la granja con 5 dólares a los 14 años, hasta dispararse en un hotel a los 63, su leyenda es tanto una revelación como una campana de advertencia.
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De 5 dólares a tener un patrimonio de miles de millones y luego suicidarse: Lippmann nos muestra por qué los genios financieros acaban en la desesperación
Un joven campesino de 14 años y su leyenda en Wall Street
Nacido en 1877, la vida de Li Fomo dio un giro en la primavera de 1891. A los 14 años, este joven criado en una granja de Massachusetts, huyó de su casa con 5 dólares que su madre había ahorrado en secreto para él, y tomó un tren hacia Boston. No buscó refugio con familiares, sino que quedó cautivado por una serie de números que parpadeaban frente a la oficina de corretaje Pan Wei Bo. Con una apariencia relativamente madura, consiguió un puesto como registrador en la pizarra de cotizaciones.
Este trabajo aparentemente ordinario fue el comienzo de que Li Fomo descubriera los secretos del mundo financiero. Durante su registro diario de precios de acciones, notó patrones que la mayoría no veía: repeticiones en las combinaciones numéricas, fluctuaciones en momentos específicos, relaciones entre volumen y precio. A los 16 años, ya había pasado de ser empleado a trader libre, obteniendo beneficios en casas de apuestas (similares a los CFD modernos). Con solo 5 dólares de inversión inicial, ganó 3,12 dólares y en pocos años acumuló 10,000 dólares (equivalentes a unos 300,000 dólares actuales).
Su éxito en Boston alarmó a las casas de apuestas: este joven ganaba demasiado, tanto que el mercado entero se unió para bloquearlo.
Fracasos en Nueva York y su camino hacia la recuperación
En 1899, con 23 años, Li Fomo dejó Boston y se dirigió a Nueva York, el centro financiero. Allí conoció a la joven india Nety Jordan y se casaron rápidamente. Sin embargo, el escenario mayor no le trajo mayor éxito. Dependiendo de datos automáticos de cotizaciones retrasadas para operar, quebró en un año. Para conseguir fondos, incluso pidió a su esposa que pignorara sus joyas, lo cual fue rechazado, y siete años después se divorciaron.
Pero el talento de Li Fomo fue finalmente confirmado. En 1906, con 28 años, ya había reunido 100,000 dólares. Ese año, un terremoto de magnitud 7.9 destruyó San Francisco. El mercado pensaba que la compañía ferroviaria Union Pacific, la más importante del oeste de EE. UU., subiría por la reconstrucción.
Pero Li Fomo vio otra cosa.
El arte de la venta en corto: de los fundamentos a la guerra psicológica
A través de investigaciones de campo y redes de inteligencia, descubrió que: el terremoto provocó una caída en el transporte de mercancías, las aseguradoras podrían vender acciones para pagar grandes indemnizaciones, y la situación financiera real de Union Pacific era mucho peor de lo que el mercado pensaba. Comenzó a esperar—a que el precio alcanzara niveles clave en su sistema de trading.
Desde abril de 1906, Li Fomo construyó posiciones cortas en tres fases. Primero, vendió en torno a 160 dólares, luego aumentó en 150 cuando rompieron un soporte clave, y finalmente cerró en torno a 90 dólares. En tres meses, ganó más de 250,000 dólares—unos 7.5 millones de dólares actuales. El éxito de esta operación se basó en su profunda comprensión de la psicología del mercado: cuando las buenas noticias se agotan, vienen las malas.
Pero esto no fue su batalla más famosa.
La crisis financiera de 1907: un billón de dólares en una semana
Un año después, en otoño de 1907, Li Fomo detectó un riesgo sistémico en Trust Company of New York. Estas empresas usaban apalancamiento alto en bonos basura y dependían mucho de préstamos a corto plazo. La tasa interbancaria subió del 6% al 100%, señal de una inminente crisis de liquidez.
Investigó en secreto las garantías de varias trust companies, confirmando que sus activos eran de mala calidad. Entonces, este depredador se preparó para dar el golpe mortal.
A través de varias corredurías, vendió en corto acciones clave como Union Pacific y US Steel. El 14 de octubre, cuestionó públicamente la solvencia de Nickberk Trust, provocando una corrida bancaria. Tres días después, la trust quebró y el pánico se extendió.
El 22 de octubre, Li Fomo aprovechó las reglas de liquidación en 24 horas (T+0) para vender en masa antes del cierre. Usó la “técnica de pirámide”—seguir agregando en corto tras ganancias, activando stops automáticos y acelerando el colapso.
El 24 de octubre, el presidente de la Bolsa de Nueva York le suplicó que detuviera sus ventas en corto, o el mercado colapsaría por completo. El índice Dow Jones cayó un 8% en un día. Justo una hora antes de que Morgan financiara un rescate, Li Fomo controló su salida y cerró todas sus posiciones. Ganancia total: 3 millones de dólares (unos 100 millones actuales).
Esta batalla consolidó su reputación como el “rey de los cortos en Wall Street”.
La trampa del genio: engañado por amigos y autodestrucción
Con mucho dinero, Li Fomo empezó a disfrutar de la riqueza: yates, vagones de tren, apartamentos en el West Side, amantes. Pero también sufrió el mayor golpe en su carrera.
Su amigo Teddy Price, un experto en algodón, tenía información privilegiada del mercado físico. Price publicitaba optimismo en algodón, pero en secreto se aliaba con los cultivadores para vender en corto. Aprovechando la necesidad de Li Fomo de “demostrar su capacidad en mercados cruzados”, le alimentaba con la idea de “escasez de oferta”. Aunque Li Fomo descubrió que la realidad era opuesta, decidió confiar en su amigo y mantuvo una posición larga de 3 millones de libras de futuros de algodón. El resultado: perdió 3 millones de dólares—justo lo que ganó en 1907 en corto.
Este fracaso violó las tres reglas de oro que él mismo había establecido: no confiar en consejos ajenos, no cubrir pérdidas, y no dejar que los fundamentos prevalezcan sobre las señales de precio. No fue solo una traición, sino una autoinfligida penalización.
Contraataque y otra caída
Li Fomo solicitó bancarrota, llegando a un acuerdo con sus acreedores y conservando solo 50,000 dólares para vivir. Gracias a créditos secretos de antiguos rivales, fue obligado a operar con apalancamiento 1:5 y estrictas reglas de riesgo. Estas restricciones, en realidad, le ayudaron a reconstruir su disciplina.
En 1915, con la Primera Guerra Mundial en marcha, olfateó otra oportunidad. Los pedidos militares aumentaron, pero el mercado aún no reflejaba en las acciones de Bethlehem Steel. Comenzó a comprar con cautela a 50 dólares, y en agosto, al superar los 60, aumentó su posición sin detenerse. En enero, el precio subió a 700 dólares. Con un beneficio de 14 veces, con 50,000 dólares volvió a ganar 3 millones.
Durante los siguientes diez años, continuó su historia de dinero y mujeres. En 1925, ganó 10 millones en trigo y maíz, y en 1929, en la gran caída de Wall Street, obtuvo 100 millones en corto (unos 15,000 millones actuales). Pero los divorcios, impuestos y derroches lo llevaron a la ruina.
La tragedia del matrimonio y su último desesperado acto
Su segunda esposa, Dorothy (una bailarina del Zeigfeld Follies), tuvo dos hijos, pero Li Fomo mantuvo una relación con la cantante de ópera europea Anita. Incluso nombró su yate con su nombre. Dorothy, ignorada, se volvió alcohólica.
Tras divorciarse en 1931, Dorothy recibió 10 millones de dólares de separación. La mansión familiar, que costó 3.5 millones, se vendió por solo 222,000 dólares. Las joyas y anillos grabados que le regaló también se vendieron por muy poco. Estos eventos le afectaron profundamente.
En 1932, a los 55 años, conoció a Harriet Metz Noble, de 38. Ella, una socialité, malinterpretó que Li Fomo ya debía 2 millones de dólares. Tras su última bancarrota en 1934, se vieron forzados a abandonar su apartamento en Manhattan y vender sus joyas para sobrevivir.
En noviembre de 1940, Harriet se suicidó en un hotel con la misma pistola de revolver de Li Fomo, dejando una nota que decía “No puedo soportar la pobreza y su alcoholismo”. Él escribió en su diario: “He matado a todos los que estuvieron cerca de mí”.
Un año después, el 28 de noviembre de 1941, víspera de Acción de Gracias, en el armario del hotel Shelley-Holland en Manhattan, se escuchó un disparo. Sumido en la depresión, Li Fomo se disparó en la sien con la misma pistola. Dejó una nota con tres frases:
“Mi vida fue un fracaso” “Estoy cansado de luchar, no puedo soportarlo más” “Es la única salida”
Solo le quedaban 8,24 dólares en efectivo y un boleto de apuestas de caballos vencido. Solo 15 personas asistieron a su funeral, entre ellas dos acreedores. Hasta 1999, los fans financiaron una inscripción en su tumba que decía: “Su vida demostró que la hoja más afilada del trading termina clavándose en uno mismo”.
Las enseñanzas que deja Li Fomo a los traders
Li Fomo vivió en altibajos, y su método de trading fue venerado por Buffett, Soros y Peter Lynch como la “Biblia del trading”. Sus principales enseñanzas incluyen:
Filosofía del mercado: Wall Street no tiene novedades, porque la naturaleza humana nunca cambia. Solo hay un lado correcto—el correcto—no largo o corto. Comprar acciones en tendencia alcista, vender en tendencia bajista. Operar solo cuando hay una tendencia clara.
Gestión del riesgo: Los inversores deben cuidarse de muchas cosas, especialmente de sí mismos. Ganar mucho requiere esperar, no operar frecuentemente. El mercado nunca se equivoca, solo la naturaleza humana.
Advertencias psicológicas: La especulación es el juego más seductor del mundo, pero los tontos no deben jugar, los perezosos no deben jugar, y los mentalmente frágiles no deben jugar.
La vida de Li Fomo es una historia de lucha entre un genio financiero y sus debilidades humanas. Pudo usar su cuchilla en Wall Street, pero no pudo vencer su propia avaricia, soledad y desesperación. Desde huir de la granja con 5 dólares a los 14 años, hasta dispararse en un hotel a los 63, su leyenda es tanto una revelación como una campana de advertencia.