Mira cómo está el mercado, realmente mágico.

El oro subió un 50% en medio año, tú resoplas y dices que eso es cosa de ancianos. La plata en un mes logró un 50%, frunces el ceño y piensas que esa subida no es lo suficientemente sexy. El platino subió un 50% en una semana, empiezas a sentirte incómodo. El paladio se disparó un 50% en tres días, y todavía no te has dado cuenta. Incluso el estaño vendido por peso en la calle puede tener una locura del 50% en un solo día.

¿Y tú? Mi firme creyente en Web3.

Con unos cuantos tokens que se autodenominan "cambiarán el mundo" o "el próximo Bitcoin" en tus manos, los ves caer sin poder hacer nada, bajando hasta el centro de la Tierra. Este año, no perdiste ante el paso del tiempo ni ante la erosión de la inflación, simplemente perdiste todo tu capital de forma rápida y definitiva.

Mientras otros buscan la clave de la riqueza en la tabla periódica, tú buscas en los registros de transacciones del explorador de blockchain cómo perdiste dinero. Que caigas un 99% en valor no es tan terrible, lo realmente aterrador es esa frase clásica tuya: "Espera, seguro que subirá 100 veces y recuperaré lo perdido."

Despierta, amigo. Incluso los metales de desecho en los centros de chatarra superan en valor a esas monedas sin respaldo que tienes en tu cuenta.