
Una Initial Coin Offering (ICO) es un mecanismo de financiación en el que proyectos blockchain venden públicamente nuevos tokens para captar capital.
Funciona de forma similar al crowdfunding, pero en vez de productos, los participantes reciben tokens recién emitidos. Lo habitual es que el proyecto publique un whitepaper detallando el uso previsto del token, el plan de asignación y el vesting (cronograma de desbloqueo) antes de abrir la venta al público. Los inversores suelen intercambiar stablecoins como USDT o activos nativos como ETH por los tokens del proyecto. Tras la venta, estos tokens pueden listarse y negociarse en exchanges.
Comprender las ICO es fundamental, ya que participar en fases iniciales puede permitir acceder a tokens a precios reducidos y obtener potenciales beneficios, aunque conlleva riesgos elevados.
Los primeros participantes pueden aprovechar precios con descuento y otros incentivos comunitarios, como derechos de voto en la gobernanza o tarifas reducidas dentro del ecosistema del proyecto. Sin embargo, las ICO suelen presentar asimetría informativa, productos en desarrollo e incertidumbre regulatoria, lo que puede traducirse en alta volatilidad de precios o incluso pérdida total. Saber cómo funcionan las ICO permite evaluar la calidad del whitepaper, la asignación de fondos y los cronogramas de desbloqueo, ayudando a reducir el riesgo de decisiones impulsivas.
El proceso estándar incluye la publicación de materiales → apertura de la venta → distribución de tokens → habilitación de liquidez y negociación.
Paso 1: El proyecto publica un whitepaper y los términos, especificando el suministro total de tokens, los ratios de asignación para equipo e inversores, los cronogramas de vesting, el uso de fondos y la hoja de ruta. El whitepaper es la referencia clave para valorar la credibilidad de un proyecto.
Paso 2: Se anuncian las reglas de suscripción. El sitio web del proyecto o el smart contract establece el precio del token, los límites de compra, los activos aceptados (USDT/ETH) y el periodo de venta. Algunos proyectos utilizan sorteos o mecanismos por orden de llegada para limitar la participación.
Paso 3: Distribución de tokens y vesting. Los tokens adquiridos se transfieren a tu wallet o cuenta en el exchange; el vesting implica que los tokens se desbloquean de forma gradual—por ejemplo, mediante liberaciones mensuales—para evitar ventas masivas.
Paso 4: Liquidez y negociación. Los proyectos pueden aportar liquidez inicial en exchanges descentralizados (DEXes) o solicitar su listado en exchanges centralizados. La calidad de la liquidez influye directamente en la volatilidad de precios y el slippage.
Las ICO pueden organizarse en sitios web de proyectos, smart contracts o plataformas de lanzamiento de exchanges, cada uno con particularidades propias.
En una web o mediante contratos on-chain, el proyecto establece su propia página de venta y dirección de contrato. Los usuarios conectan sus wallets, pagan con USDT o ETH y los tokens se distribuyen según las reglas del contrato. Este método ofrece flexibilidad y transparencia, pero exige que los usuarios verifiquen por sí mismos la seguridad y autenticidad del contrato.
En plataformas de lanzamiento como Gate Startup, la plataforma realiza una revisión básica, exige KYC (verificación de identidad) y permite suscripciones con USDT bajo reglas definidas. Tras la venta, los tokens se asignan proporcionalmente y quedan disponibles para negociar en la plataforma. Este sistema aporta comodidad e información centralizada, pero requiere igualmente un análisis individual de la calidad del proyecto.
En rondas de recaudación comunitarias, los proyectos pueden realizar una pequeña venta privada seguida de una asignación pública limitada, fomentando la formación de precios y el compromiso de la comunidad. Las asignaciones públicas suelen representar entre el 5 % y el 10 % del suministro total; el resto se destina a equipo, fondos de ecosistema y primeros apoyos.
La clave está en analizar cinco aspectos: materiales, equipo, proceso, seguridad y gestión de fondos.
1. Revisa el whitepaper: Comprueba si el token tiene utilidad real, el suministro total y la mecánica de inflación, la equidad en la asignación y los cronogramas de vesting, y si el uso de fondos se vincula a hitos.
2. Verifica la credibilidad y cumplimiento del equipo: Examina el historial del equipo, los repositorios de código, las actualizaciones, los dictámenes legales y el país de registro. Evita ventas que infrinjan claramente la normativa local de valores.
3. Garantiza la seguridad del proceso de financiación: Participa solo a través de direcciones de contrato y dominios oficiales; prioriza contratos auditados. Realiza primero una pequeña transacción de prueba para confirmar la distribución correcta.
4. Gestiona cuidadosamente fondos y desbloqueos: Diversifica tu inversión—no te expongas por completo. Controla los cronogramas de desbloqueo para evitar compras en máximos locales o ignorar la presión de venta en grandes desbloqueos.
5. Aprovecha las garantías de la plataforma: Al participar mediante Gate Startup o plataformas similares, revisa todas las reglas de suscripción/distribución, acuerdos de vesting y mecanismos de reembolso/fallo antes de invertir. Guarda capturas de pantalla y hashes de transacciones para futuras consultas.
Actualmente, las ICO públicas son poco frecuentes y la mayor parte de la financiación se canaliza hacia vías reguladas o plataformas especializadas.
Según los principales rastreadores, las ICO públicas han recaudado menos de 1 000 millones de dólares en el último año, con la mayoría de los proyectos obteniendo entre 3 y 8 millones cada uno (Q3 2025; suma de datos de plataformas y on-chain). Aunque las metodologías varían, el volumen total de ICO está muy por debajo de los máximos de ciclos anteriores.
Durante 2024, las ICO públicas captaron entre 1 y 1,5 mil millones de dólares en decenas de eventos; en 2025, la tendencia muestra un desplazamiento del capital hacia Launchpads de exchanges e IEOs para mejorar el cumplimiento y la experiencia de usuario.
En el plano regulatorio, el marco MiCA de la UE inicia su implementación en 2024; en 2025 exige requisitos más estrictos de divulgación en whitepapers y transparencia en marketing. Esto impulsa a los proyectos hacia plataformas reguladas y reduce las ICO públicas autogestionadas.
Desde la perspectiva del usuario, los datos de las principales plataformas de lanzamiento muestran una sobresuscripción persistente en 2025: cada ronda atrae a decenas de miles de participantes y se bloquean decenas de millones de USDT. Las bajas tasas de asignación (“low win rates” y “high oversubscription ratios”) se han convertido en norma para las ventas en plataformas.
Un IEO (Initial Exchange Offering) lo organiza y revisa un exchange; una ICO suele ser una recaudación pública autogestionada por el propio proyecto.
Los IEOs ofrecen suscripción, distribución y listado directamente a través de la plataforma del exchange, que se encarga de la verificación de cumplimiento, auditoría técnica, custodia y distribución de fondos—lo que garantiza una experiencia de usuario más estandarizada. Las ICOs suelen tener lugar en webs de proyectos o smart contracts, dejando la evaluación de riesgos en manos de los participantes.
Las diferencias clave están en el papel de la plataforma y la profundidad de la auditoría, la custodia y certeza de listado, la estructura de comisiones y el ritmo de construcción comunitaria. Los IEOs suelen listarse más rápido y con procesos más homogéneos, aunque mantienen ciertos riesgos; las ICOs ofrecen mayor libertad y participación temprana, pero exigen una diligencia más rigurosa y mayor conciencia de riesgo.
Para participar en una ICO normalmente se requiere una wallet digital, criptomonedas relevantes (ETH o BTC) y documentos de verificación de identidad. Descarga una wallet compatible, adquiere la criptomoneda necesaria y completa la verificación KYC en el sitio oficial del proyecto. Se recomienda empezar con una pequeña transacción de prueba antes de comprometer cantidades mayores.
Los factores clave son el historial del equipo, la calidad técnica del whitepaper, la coherencia de los objetivos de financiación y los planes de uso de fondos. Verifica si el equipo es público, si el código es open source y si hay inversores reputados respaldando el proyecto. Consulta las actualizaciones en plataformas reconocidas como Gate y no te bases solo en promesas de marketing—busca avances técnicos reales y viabilidad.
La negociación depende del calendario de listado del proyecto. Normalmente, tras la ICO, se requieren de 1 a 3 meses para el despliegue en blockchain y la configuración en exchanges. Durante ese tiempo, los tokens permanecen bloqueados; una vez listados (por ejemplo, en Gate), pueden negociarse libremente. Revisa siempre el calendario de listado antes de invertir y prepárate para mantener los tokens durante más tiempo.
El soft cap es el objetivo mínimo de financiación necesario para iniciar el proyecto; una vez alcanzado, el desarrollo sigue adelante. El hard cap es el máximo aceptado—la venta se detiene al alcanzarlo. El soft cap garantiza el capital mínimo; el hard cap evita la sobrecapitalización y la dilución del valor del token. Si una ICO no alcanza el soft cap, normalmente se reembolsa a los inversores—por lo que estas métricas son esenciales para valorar el riesgo.
Las ICO implican alto riesgo por tres motivos principales: posibles exit scams por parte de los equipos, fracaso técnico que paraliza el proyecto o caídas bruscas de precio tras el listado. Además, los proyectos en fases iniciales suelen carecer de regulación y transparencia, lo que facilita las estafas. Los inversores deben investigar a fondo, limitar la exposición, prepararse para posibles pérdidas y evitar actitudes especulativas.


