
El Sistema de Bretton Woods surgió de la Conferencia Monetaria y Financiera de las Naciones Unidas celebrada en julio de 1944 en Bretton Woods, New Hampshire (Estados Unidos). Este sistema estableció el primer régimen monetario internacional tras la Segunda Guerra Mundial, fundamentado en un tipo de cambio fijo: el dólar estadounidense estaba vinculado al oro (35 $ por onza) y el resto de monedas mantenían tipos de cambio fijos respecto al dólar. Como piedra angular de la reconstrucción económica de la posguerra, el Sistema de Bretton Woods creó el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, aportando un entorno monetario estable para el comercio internacional y la recuperación económica global.
El Sistema de Bretton Woods influyó de manera decisiva en los mercados financieros internacionales. Consagró el dólar estadounidense como principal moneda de reserva mundial, fortaleciendo el liderazgo de Estados Unidos en el sistema financiero internacional. Durante casi tres décadas de vigencia, el comercio global experimentó un crecimiento sustancial y las economías desarrolladas se recuperaron rápidamente, entrando en una fase de prosperidad sostenida. El marco institucional multilateral establecido por este sistema sigue siendo hoy un pilar esencial de la gobernanza financiera internacional, proporcionando la base para la cooperación monetaria entre países. Además, el régimen de tipos de cambio fijos de Bretton Woods atenuó los riesgos asociados a la volatilidad de las divisas, favoreciendo tanto la inversión transfronteriza como la expansión del comercio internacional.
No obstante, pese a su impacto positivo en la etapa inicial de la posguerra, los problemas estructurales internos condujeron finalmente al colapso del Sistema de Bretton Woods. En primer lugar, el dilema de Triffin evidenció que Estados Unidos necesitaba mantener déficits comerciales para suministrar liquidez global, pero unas salidas excesivas de dólares ponían en peligro la credibilidad del vínculo dólar-oro. En segundo lugar, a medida que Europa y Japón se recuperaban, la ventaja económica de Estados Unidos se reducía, lo que resultó en una persistente sobrevaloración del dólar. En tercer lugar, la escasez de reservas de oro, sumada al acelerado crecimiento de la economía mundial, dificultaba cada vez más el sostenimiento de un sistema de tipos de cambio fijos respaldado por el oro. Finalmente, el 15 de agosto de 1971, el presidente Nixon anunció la suspensión de la convertibilidad del dólar en oro, desmantelando oficialmente el Sistema de Bretton Woods y abriendo paso a un sistema monetario internacional de tipos de cambio flotantes.
Mirando al futuro, la experiencia histórica de Bretton Woods ofrece valiosas perspectivas para las reformas actuales del sistema monetario internacional. El auge de potencias emergentes como China y el avance hacia un escenario económico global multipolar han intensificado la demanda de un sistema monetario internacional más inclusivo y representativo. En la era digital, la evolución de las Monedas Digitales de Banco Central (CBDC) puede transformar los sistemas de pago globales y afectar el estatus internacional de diversas divisas. Al mismo tiempo, la irrupción de las criptomonedas plantea retos a los modelos monetarios tradicionales. La experiencia de Bretton Woods demuestra que un sistema monetario internacional eficaz debe conciliar los intereses nacionales, disponer de la flexibilidad necesaria para adaptarse a los cambios económicos globales y resolver las tensiones inherentes entre los países emisores de moneda de reserva y la estabilidad del sistema en su conjunto.
Como uno de los acuerdos monetarios internacionales más relevantes del siglo XX, el Sistema de Bretton Woods no solo impulsó la prosperidad económica global de la posguerra, sino que también proporcionó lecciones fundamentales para comprender la mecánica de funcionamiento de los sistemas monetarios internacionales. Su desaparición demuestra la necesidad de que estos sistemas se adapten de forma continua a la evolución de la economía mundial, buscando un equilibrio entre la estabilidad monetaria y el desarrollo económico. En el entorno global actual, caracterizado por su complejidad y constante cambio, las enseñanzas históricas del Sistema de Bretton Woods ofrecen claves esenciales para construir un sistema monetario internacional más equitativo, eficiente y resiliente.


